Toteá

En junio de 2015, telmo tenía dos años, Un fin de semana vivimos un episodio de comunicación no verbal bastante sofisticado.

Resulta que, desde siempre, cuando no entiendo lo que Telmo me dice, se lo hago saber, preguntándole para averiguar lo que trata de decirme y verbalizando «no te entiendo». La mayoría de las veces, Telmo se limita a sonreír de forma tímida y aparta la mirada, como si le diera vergüenza no poder expresarse. En esta ocasión, acabo de meterle en el baño y me pide espuma. A veces echamos gel en el agua y organizamos una tormenta con las manos para fabricar espuma. Entonces me dice: «toteá». Como no le entiendo, se lo hago saber. Se queda pensativo unos segundos, luego sonríe y se pone a imitar el chapoteo con las manos. importante: imitaba el chapoteo sin tocar elagua, es decir, estaba escenificando sin llegar a chapotear.

—¡Ah, chapotear!— digo.
—Sí —Responde visiblemente satisfecho.

Para entender la importancia de este episodio en su totalidad hay que dar unos elementos de contexto. En primer lugar, tenemos un cuento ilustrado de un oso donde el animal se mete en el agua y chapotea con las manos. En esa página siempre decimos «chapotear» y le imitamos con nuestras manos. En segundo lugar, ese mismo día habíamos ido a comprar Acuarius al chino—Telmo estaba con gastroenteritis—, en donde un árabe, que a duras penas hablaba castellano, trataba de comprar un matamoscas a la dependienta china que sólo parecía entender el chino. Eran incapaces de comunicarse así que me lance a escenificar un matamoscas. Con mi mano derecha escenifiqué la mosca volando erráticamente, con la boca, el zumbido «bzzzzzz» y, con la mano izquierda, el matamoscas que se cernía sobre el insecto aplastándolo inmisericorde, «plas», contra el mostrador. Hay que señalar que el juego de escenificar una mosca también era habitual entre Telmo y yo, por lo que conocía lo que estaba tratando de transmitir a la dependienta china que, finalmente, se dio por enterada y pudo hacerse cargo de la situación.

Por tanto, Telmo, en el baño, estaba aplicando el conocimiento adquirido en el chino unas horas antes. Aprendió que podía expresarse con gestos gracias a la conjunción de distintos marcos de referencia que ya había adquirido previamente: la actividad de chapoteo del oso en el cuento y su escenificación, la escenificación de una mosca en nuestros juegos y la escenificación con fines comunicativos en el chino. Todo ello desembocó, finalmente, en la escenificación del chapoteo en el baño para explicarme a mí el sentido de la palabra «toteá».

He encontrado un vídeo del invierno donde escenifica el chapoteo del oso, a las seis de la mañana. Yo, visiblemente grogui, me confundo y llamo conejo al oso 🙂