Llevando a Telmo en brazos, me resbalo, pero no llego a caer y recupero el equilibrio.
— No te preocupes, Papá, estoy aquí. Yo te sujeto. —abrazándose a mi cuello con fuerza.
Llevando a Telmo en brazos, me resbalo, pero no llego a caer y recupero el equilibrio.
— No te preocupes, Papá, estoy aquí. Yo te sujeto. —abrazándose a mi cuello con fuerza.