—Esta zapatilla en el pie derecho. —digo
—¡No! E derecho e la calle.
—El derecho está en la calle y en los pies y en las manos, Telmo.
—¡No! —visiblemente furioso— ¡derecho izquierdo pie! —Sin atinar con la sintaxis, pero queriendo decir que el derecho y el izquierdo no están en los pies, sino en la calle.