—¡Moco! —exclama Telmo enseñándome un moco pegado a la punta de su dedo índice.
Salgo en busca de un pañuelo. Cuando vuelvo, dice:
—No tengo ni idea de dónde está el moco.
—¡Moco! —exclama Telmo enseñándome un moco pegado a la punta de su dedo índice.
Salgo en busca de un pañuelo. Cuando vuelvo, dice:
—No tengo ni idea de dónde está el moco.