Le doy a Telmo, en mano, unos cacahuetes cubiertos de chocolate. Luego, me llevo el bote a la cocina.
—¡Oye, pon aquí encima eso! —señalando la mesa.
—No.
—Pero ¿por qué no quieres poner aquí encima eso?
—Por que no quiero que te los comas.
—Pero no me los voy a comer.
—Entonces ¿por qué quieres que los ponga ahí?
—Para que no me los coma.