De un portazo, se cierra la puerta de una habitación. Nos levantamos a la vez y vamos corriendo a ver. Le explico para tranquilizarle:
—Se ha cerrado porque he dejado la ventana abierta y hay viento.
—A mí me gusta el viento —abre la boca y dice— Aaaaaammm… Telmo abre la boca para comerse el viento.