Estamos en Madrid, en casa de la abuela de Telmo, pero tenemos que volver a la nuestra. Telmo no quiere volver y pone en marcha varias estrategias para quedarse. Enfadarse, negarse, convencerme, etc. Finalmente, viendo que son inútiles, se pone muy serio, se acerca a mi oído y dice en voz baja,
—Mira, Papá, cuando terminemos de jugar aquí, nos vamos. Esa es la idea.